National Academies Press: OpenBook
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trado por el Banco Mundial), la Agencia Internacional de Energía Atómica, y la Organización de Estados Americanos, aunque rara vez se aplica dicho financiamiento a cuestiones oceánicas. Las experiencias de otras regiones del mundo podrían utilizarse como modelos para el financiamiento en cooperación de actividades conjuntas entre los Estados Unidos y México. Un ejemplo particularmente efectivo es la Fundación para la Ciencia Europea (ESF) que fue formada específicamente para mejorar la cooperación científica entre las naciones Europeas. Solamente emprende actividades que son mejor manejadas por múltiples naciones y favorece específicamente las colaboraciones entre los científicos de los miembros más ricos y más pobres de la Comunidad Europea.

El financiamiento para la ESF llegó a 68 millones de francos franceses en 1996 (equivalente a $13 millones de dólares y 103 millones de pesos al 31 de diciembre de 1996) y fue proporcionado por 55 miembros de 20 naciones. El Programa de Ciencia y Tecnología Marinas (MAST) de la Comunidad Europea desempeña un papel parecido. MAST III recibió fondos del orden de 243 millones de ECU (equivalente a $304 millones de dólares y 2,430 millones de pesos al 31 de diciembre de 1996) para los años 1994 a 1998. Antes de 1995 fueron tomadas medidas para promover la investigación binacional por la Fundación Estados Unidos-México para la Ciencia hasta que restricciones fiscales la obligara a limitar su financiamiento a intercambios científicos. Con el financiamiento necesario, esta fundación podría convertirse de nuevo en un mecanismo para la administración y adecuada selección de proyectos de investigación explícitamente binacionales.

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Hallazgos y Recomendaciones

El Grupo de Trabajo Conjunto (JWG) considera que una mayor cooperación entre los oceanógrafos de los Estados Unidos y México podría redituar en muchos beneficios para la calidad ambiental, la prosperidad económica, y la calidad de la ciencia en ambas naciones. En los capítulos anteriores, el JWG ha discutido tanto las actividades científicas potenciales así como otras acciones importantes que servirían para promover la investigación binacional. Estas discusiones proporcionan la base para los hallazgos y recomendaciones señalados a continuación. El JWG considera que las acciones aquí recomendadas deberían implantarse con toda prontitud. Otras recomendaciones aplican más a los oceanógrafos, universidades e instituciones oceanográficas, sociedades científicas, y las academias nacionales de ciencia. Es crucial que las siguientes recomendaciones se implementen de manera que conduzcan a verdaderos programas de colaboración e interacciones en ciencias oceánicas y no en la creación de nuevos niveles de la burocracia.

INVESTIGACIONES BINACIONALES Y MULTINACIONALES

Hallazgo: Existen fuertes razones científicas y preocupaciones sociales de peso para justificar estudios multidisciplinarios, a largo plazo y a escala regional de los procesos oceánicos que ocurren en las costas del Golfo de México y del Pacífico, como lo demuestran los ejemplos proporcionados en el capítulo 2.

Durante el último medio siglo ha habido una tendencia creciente hacia la cooperación entre los oceanógrafos mexicanos y estadounidenses. Sin embargo, el JWG considera que se han perdido muchas oportunidades significativas, y que

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las actividades cooperativas en ciencias oceánicas podrían expandirse de múltiples maneras, para el beneficio de ambas naciones. En el capítulo 2, el JWG describe un conjunto de actividades cooperativas potenciales basadas en el Océano Pacífico, el Golfo de California, y el Mar Intra-Americano.

En el Océano Pacífico, existen importantes temas de investigación acerca de la causa de las variaciones regionales en la abundancia de peces, y el papel de los procesos oceánicos físicos y sus efectos sobre los depredadores superiores, tales como los mamíferos y las aves marinas. Existe evidencia de que el régimen físico-biológico del Sistema de la Corriente de California varía entre condiciones alternas, posiblemente en respuesta a las variaciones climatológicas globales. Asimismo, con relación al clima, la zona fronteriza de California y el Golfo de California proporcionan la oportunidad de estudiar las condiciones del pasado por medio del análisis de los sedimentos laminados cuya deposición es afectada por el clima.

Aunque el Golfo de California se ubica totalmente dentro de las fronteras de México, los Estados Unidos ejercen un gran efecto sobre éste debido a la reducción de la cantidad y calidad del agua del Río Colorado que desemboca al Golfo; así como el gran impacto de los turistas estadounidenses en la región. Además, la costa del Pacífico y del Golfo de California se conectan físicamente y comparten muchas características biológicas y geológicas. Un número específico de temas de investigación del Golfo de California son científicamente interesantes e importantes para la sociedad, por ejemplo, el transporte de materiales en la plataforma continental del Golfo de California, la tectónica y la geología del golfo, y las peculiares ventilas hidrotermales cubiertas de sedimento que existen en esta región.

El Golfo de México está bordeado por los Estados Unidos y México. Debido a la naturaleza semi-encerrada de esta cuenca, las actividades de las dos naciones pueden tener efectos significativos y de larga duración sobre el ambiente marino. La región Golfo de México-Mar Caribe es idónea para la instalación de un sistema regional de observación oceánica, redes coordinadas de comunicación para la investigación y educación pública, y programas de investigación binacionales de gran escala. El Sistema de la Corriente de Lazo-Corriente de Florida conecta la Península de Yucatán con el sur de la Florida. Se necesitan realizar investigaciones para entender las conexiones entre los procesos físicos en esta área oceánica (la circulación, la Corriente del Lazo, la dinámica de vórtices, y el intercambio de masas de agua) y la pesca, el clima continental, y los riesgos de los fenómenos naturales. Las actividades científicas relacionadas con la exploración y producción de petróleo y gas, los efectos del petróleo y otros contaminantes en los organismos marinos y el hombre, y la ecología de infiltraciones salinas y de hidrocarburos también son importantes. Finalmente, la destrucción del hábitat y los cambios en la diversidad biológica que resultan de las actividades humanas son asuntos importantes para la sociedad en toda la región. La administración y mitigación de tales impactos humanos se pueden lograr mejor mediante políticas ba

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sadas en información científica precisa y completa. Desafortunadamente, gran parte de la información sobre estos sistemas oceánicos, necesaria para desarrollar estas políticas, aún no está disponible.

Nuestras áreas oceánicas conjuntas son ricas en vida marina, especialmente en especies de invertebrados. Estudios en todo el mundo han demostrado que los invertebrados marinos producen una amplia gama de sustancias bioquímicas que podrían ser de utilidad para los humanos. El campo de la química de productos naturales marinos se ha desarrollado para buscar estos compuestos útiles, comprender sus funciones naturales y predecir su potencial comercial. Existe un gran potencial para la colaboración entre los Estados Unidos y México en la exploración y el desarrollo de productos naturales marinos.

Los estudios cooperativos, a escala regional, fomentarían y facilitarían programas educativos y un gran número de esfuerzos binacionales de investigación a una escala más pequeña. Estas actividades impulsarían las ciencias oceánicas en ambos países, promoverían la investigación aplicada necesaria para resolver los problemas sociales (por ejemplo, la calidad del medio ambiente marino, la pesca sustentable, los impactos de la producción del petróleo costa afuera) y establecerían el escenario para una época de mejores servicios de información oceánica en ambas naciones.

Los 20 miembros del JWG representan solamente una fracción de los oceanógrafos de las dos naciones que se interesarían en un programa formal de investigación binacional. Un grupo más amplio de oceanógrafos de ambas naciones debería involucrarse en la selección de temas yen proporcionar asesoría detallada para ampliar los temas potenciales de investigación proporcionados en este informe. Las comunidades científicas pueden involucrarse a través de talleres enfocados a regiones o temas específicos, diseñados para promover la planeación de proyectos concretos. Las agencias federales que fomentan las ciencias oceánicas en las dos naciones deberían apoyar talleres más grandes e incluyentes, en los que participarían científicos de México y de los Estados Unidos, mismos que usarían este informe como base con el fin de ampliar las investigaciones científicas propuestas y proporcionar una oportunidad para planear detalladamente los proyectos tales como los que se describen en el capítulo 2. Dichos talleres podrían celebrarse simultáneamente a una reunión de una de las sociedades científicas internacionales importantes, como son la Unión Geofísica Americana (AGU), la Unión Geofísica Mexicana, la Sociedad de Oceanografía, la Sociedad Americana de Limnología y Oceanografía (ASLO), o la Federación de Investigación Estuarina. La planeación de los talleres debería empezar cuanto antes, identificando foros apropiados y financiamiento adecuado para tales esfuerzos. También se podría promover la cooperación en un plazo más largo, organizando una sesión científica binacional en todas las reuniones de las sociedades científicas individuales o mixtas más importantes, como la reunión oceanográfica convocada cada dos años por la AGU y la ASLO.

Se deben incentivar a las agencias que financian las ciencias básicas, las

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ciencias orientadas hacia misiones específicas y a las industrias relacionadas con el mar, para que se unan a los patrocinadores tradicionales de las ciencias oceánicas fundamentales en apoyo de las actividades de investigación oceánica. El JWG recomienda que las agencias que financian las ciencias oceánicas en los Estados Unidos y México consideren los proyectos de investigación descritos en este informe como base para nuevas iniciativas de investigación conjuntas. Agencias relevantes en los Estados Unidos incluyen la Fundación Nacional de la Ciencia (NSF), la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), la Oficina de Investigación Naval, la Administración Nacional Aeronáutica y Espacial, el Departamento de Energía, la Agencia de Protección Ambiental, y el Servicio de Administración de Minerales. Agencias relevantes en México incluyen el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACyT), el Instituto Mexicano del Petróleo (IMP), Petróleos Mexicanos (PEMEX), la Secretaría del Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca (SEMARNAP), la Secretaría de Educación Pública (SEP). Es importante que las agencias gubernamentales en las dos naciones coordinen sus programas para llevar a cabo y financiar la investigación oceánica. La participación de estas agencias resultaría en una mayor cooperación entre los organismos mexicanos y estadounidenses, lo cual es importante para la colaboración futura entre los científicos de las dos naciones y podría conducir a una mayor apreciación de los asuntos ambientales oceánicos por parte de los medios de difusión y del público. Se debería establecer en México, probablemente en el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), una base de datos que se vincularía con bases de datos relevantes de los Estados Unidos, como las del Centro Nacional de Datos Oceanográficos y el Centro de Análisis de Información sobre Bióxido de Carbono. Se deberían elaborar reglas para la rápida entrega de los datos provenientes de los programas conjuntos, a estos centros, y la pronta distribución de los datos entre los investigadores.

La necesidad fundamental es obtener un mejor financiamiento para las ciencias oceánicas a través de las estructuras nacionales existentes (por ejemplo, NSF, CONACyT, y otros organismos). Sin embargo, el apoyo a esfuerzos binacionales explícitos y seleccionados en ciencias oceánicas, utilizando recursos limitados, puede tener un efecto positivo en aumentar la conciencia sobre la importancia de estos problemas, tanto entre las comunidades científicas nacionales como en los organismos gubernamentales, lo cual a su vez puede facilitar un más fuerte apoyo por parte de las estructuras nacionales básicas. Las interacciones binacionales engendradas por la creación y apoyo inter-academia del propio JWG son un ejemplo de este esfuerzo indirecto.

La planeación de proyectos binacionales se complica por barreras de comunicación, diferencias culturales y otros factores. Es importante atender estos asuntos, además de otros más típicos, tales como el compartir datos y la autoría de publicaciones, como parte de los procesos de planeación de la nueva investigación binacional. Así, cualquier proyecto de colaboración entre investigadores mexicanos y estadounidenses debería desarrollar (por anticipado) planes claros,

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explícitos y de acuerdo mutuo entre los científicos participantes para compartir datos, la autoría, el compromiso para completar el proyecto, así como para el manejo de información y materiales.

En las páginas siguientes el JWG ofrece una gama de sugerencias para fomentar la colaboración entre los Estados Unidos y México en el campo de las ciencias oceánicas, y para incrementar los recursos disponibles en dicha colaboración. Las recomendaciones contenidas en este informe podrían implementarse más efectivamente si las agencias gubernamentales trabajaran en conjunto con la comunidad académica de las ciencias oceánicas y las universidades para desarrollar programas cooperativos que facilitarían funciones tales como el compartimiento de recursos humanos y físicos, y ejercicios conjuntos de planeación.

Los acuerdos bilaterales entre instituciones de los Estados Unidos y México podrían lograr mucho si (1) existiera una política clara de intercambio entre las instituciones y (2) hubiera financiamiento para apoyar a estudiantes y personal universitario en el país anfitrión. En los últimos 15 años, las agencias estatales y federales en México han hecho un esfuerzo concertado por establecer programas locales de doctorado (Ph.D.) que podrían mejorarse considerablemente mediante intercambios de personal y equipo entre las instituciones participantes.

Recomendación: Los dos gobiernos federales deberían iniciar expeditamente la planeación de actividades conjuntas en ciencias oceánicas. La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica y la Fundación Nacional de Ciencias deberían trabajar conjuntamente para desarrollar un programa coherente de financiamiento que incentive y asegure el compromiso mexicano para la consecución de una mayor investigación oceanográfica binacional.

Programas Vigentes

Hallazgo: Varias áreas importantes de investigación con un alto significado científico y clara importancia socioeconómica ya están siendo desarrolladas binacionalmente y merecen un apoyo sostenido o mejorado. El programa de Investigaciones Cooperativas sobre Pesquerías de California y los programas de pesca MEXUS-Pacífico y MEXUS-Golfo son ejemplos.

Como se describió anteriormente, aunque en la actualidad el apoyo financiero dirigido a las actividades binaciones científicas es relativamente pequeño, los Estados Unidos y México están involucrados juntos y por separado en un conjunto de actividades científicas oceanográficas. Por ejemplo, la NSF tiene un programa de becas en los Estados Unidos-México y la NOAA financía algunas actividades binacionales de pesca (por ejemplo, los programas MEXUS). Aunque sería mejor tratar de forma binacional muchos asuntos ambientales importantes para ambos países (por ejemplo, la pesca, la contaminación, la biodiversidad, los riesgos naturales), se han dedicado relativamente pocos recursos financieros para el financiamiento de las ciencias oceánicas binacionales. Los gobiernos de las

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dos naciones deberían reconocer la importancia de estas actividades asignando nuevos fondos o reprogramando fondos existentes para destinarlos a las actividades binacionales relacionadas con las ciencias oceánicas.

Recomendación: Las agencias estadounidenses y mexicanas deberían estimular y fomentar el apoyo a los programas existentes sobre investigación oceanográfica que atienden asuntos binacionales.

Financiamiento Multinacional

Hallazgo: La experiencia en otras partes (por ejemplo, la Fundación Europea de Ciencias y la Comunidad Europea) ha demostrado el gran valor catalítico de un fondo multinacional para proyectos de investigación multinacionales seleccionados competitivamente.

La naturaleza regional de muchos problemas ambientales y procesos naturales y los beneficios de la cooperación científica regional son tan obvios que numerosas organizaciones han sido desarrolladas durante el último siglo para promover las actividades científicas regionales. Por ejemplo, el Consejo Internacional para la Exploración del Mar (ICES) fue formado en 1902 para promover el intercambio de información e ideas relacionadas con el mar y sus recursos y para estimular la cooperación entre científicos de las naciones miembros, principalmente las que colindan con el Océano Atlántico del Norte. Asimismo, la Organización del Tratado del Atlántico del Norte (OTAN) financia Talleres sobre Investigaciones Avanzadas y otras actividades para promover la ciencia entre individuos de las naciones de la OTAN. La Organización de Ciencias Marinas del Pacífico del Norte (PICES), creada mediante un convenio en 1992 como un proyecto cooperativo entre seis naciones que colindan con el Océano Pacífico del Norte, está conformada como el ICES.

La Comisión Europea ha asignado recursos financieros en cantidades significativas para financiar la investigación de interés y significado multinacional europeo, especialmente en las zonas económicas exclusivas (EEZs) y colectivas de las naciones miembros. Por ejemplo, el Programa de Ciencia y Tecnología Marinas financia las ciencias oceánicas básicas, la investigación oceánica estratégica, y el desarrollo de la tecnología marina para entender los procesos oceánicos en las aguas europeas compartidas y para "mejorar la coordinación y desarrollar la cooperación europea" (http://europa.eu.int/en/comm/dg12/marine, 6/21/97). La investigación oceanográfica es solamente una faceta de la Dirección de Ciencia, Investigación y Desarrollo de la Comisión Europea.

Ejemplos de cooperación regional en el Hemisferio Occidental incluyen el Instituto Inter-Americano para la Investigación del Cambio Global y la Comisión Canadá-los Estados Unidos-México para la Cooperación Ambiental (CEC, asociada con el TLC). Ninguna organización existe que promueva enfoques regionales para atender los asuntos ambientales marinos, aunque la

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CEC ha hecho algún avance en temas oceánicos dentro de su mandato más amplio.

El Departamento de Estado y la NSF en los Estados Unidos y la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) y CONACyT en México deberían estudiar la conveniencia de establecer un programa cooperativo para las ciencias oceánicas y temas relacionados. Conforme este programa tenga éxito, Canadá y otras naciones del Hemisferio Occidental podrían sumarse.

Recomendación: Los Estados Unidos y México, particularmente la NSF y el CONACyT, deberían investigar la posibilidad de establecer una entidad parecida a la Dirección de Ciencias, Investigación y Desarrollo de la Comisión Europea y el Consejo Marino de la Fundación Europea de Ciencias para fomentar la investigación cooperativa sobre asuntos de preocupación mutua.

Mecanismos para Proyectos Binacionales

Hallazgo: La Fundación Estados Unidos-México para la Ciencia ha demostrado la capacidad de administrar programas que realzan actividades cooperativas científicas entre las dos naciones. Su financiamiento ha sido distribuido entre todos los temas de las ciencias que son de interés para las dos naciones, pero esta fundación también acepta y distribuye financiamiento para actividades de disciplinas específicas.

Hay pocas fuentes existentes de financiamiento para el intercambio de científicos marinos entre los Estados Unidos y México. La Fundación Estados Unidos-México para la Ciencia fue creada por la Academia Nacional de Ciencias (NAS) y la Academia Mexicana de Ciencias (AMC) para fomentar actividades científicas binacionales cooperativas. La fundación ha demostrado la utilidad de llevar a cabo actividades científicas conjuntas a través del financiamiento de aproximadamente 50 proyectos arbitrados de investigación binacional dentro de un espectro amplio de temas científicos. La fundación proporciona una buena base para futuras actividades científicas bilaterales. Tiene amplia experiencia en la realización de intercambios y podría ser un vehículo útil para intercambios específicos de oceanógrafos si las agencias y fundaciones de los Estados Unidos y México estuvieran dispuestas a contribuir con el apoyo financiero necesario para desarrollar nuevos y más sustanciales programas de intercambio. Además, los programas de intercambio podrían establecerse por agencias específicas o combinaciones de agencias a través de la fundación para cumplir sus misiones específicas. La asignación de recursos adicionales a la fundación (o entidad parecida) por parte de ambos gobiernos y otras fundaciones no lucrativas e industria en ambos países, sobre todo para actividades oceanográficas específicas, aumentaría las oportunidades para que oceanógrafos de los Estados Unidos y México llevaran a cabo proyectos de investigación conjuntos como los que se describen en el capítulo 2.

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Recomendación: Las agencias y fundaciones estadounidenses y mexicanas deberían seguir proporcionando apoyo a la Fundación Estados Unidos-México para la ciencia, u organismos similares, para las ciencias oceánicas cooperativas, reclutando la ayuda y el apoyo de los oceanógrafos de ambas naciones para seleccionar proyectos de investigación binacionales.

Actividades Científicas Trilaterales

Hallazgo: El Acuerdo Paralelo sobre el Medio Ambiente incluido dentro del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC), requiere que México, los Estados Unidos y Canadá cooperen en una variedad de temas ambientales, incluyendo la investigación y observaciones sistemáticas.

El TLC no es principalmente un tratado ambiental, pero reconociendo los efectos potenciales sobre el medio ambiente derivados de un aumento en el comercio, incluye un acuerdo que discute la cooperación sobre temas ambientales. La Comisión de Cooperación Ambiental, con base en Canadá, sirve como coordinador del TLC sobre actividades ambientales. Los asuntos ambientales marinos que comparten México, los Estados Unidos y Canadá (por ejemplo, la pesca y los mamíferos marinos) podrían tratarse provechosamente a través de esta organización. La CEC también promueve actividades bilaterales entre las tres naciones. Un ejemplo oceánico notable es el proyecto de la CEC sobre la Conservación de los Recursos Oceánicos de la Ensenada del Sur de California. Este es un proyecto piloto regional que pretende implantar el Programa Global de Acción para la Protección del Ambiente Oceánico de las Actividades basadas en Tierra firme de las Naciones Unidas. En septiembre de 1996, se llevó a cabo un taller sobre este proyecto en Tijuana, Baja California, México. Un proyecto similar, pero enfocado a la conservación de los recursos marinos de la Ensenada Noroccidental del Golfo de México, podría ser un buen punto de partida para fomentar la cooperación binacional en ciencias oceánicas en esta región. El proyecto podría ser una continuación o extensión del programa de LATEX (Proceso de Circulación y Transportación de la Plataforma Louisiana-Texas) del Servicio de la Administración de Minerales de los Estados Unidos de los años ochenta. Tal programa debería incluir la parte occidental del Golfo de México y la Bahía de Campeche.

El JWG considera que sería meritorio establecer una entidad los Estados Unidos-México-Canadá para el financiamiento y/o coordinación de las ciencias oceánicas en adición a las actividades binacionales entre México y los Estados Unidos. Dicha entidad podría asociarse con la CEC trilateral e incluir proyectos trinacionales cooperativos que comparen procesos en latitudes diferentes.

El Consejo Nacional de Investigación (NRC) ha llevado a cabo varios proyectos binacionales con México o Canadá, pero se han realizado pocos proyectos trilaterales. Las interacciones entre la Royal Society of Canada, la Academia Mexicana de Ciencias, y la National Academy of Sciences-National Research

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Council podrían proporcionar una base importante para intercambios científicos regionales e investigación conjunta.

Recomendación: La cooperación ambiental fomentada por el acuerdo trilateral del TLC establece un mecanismo institucional potencialmente útil para la obtención y asignación de fondos a ciertos tipos de investigación marina. Este mecanismo debería ser utilizado para proporcionar fondos más vastos para la investigación marina de los que ahora están disponibles. Las academias nacionales o consejos de investigación de las tres naciones deberían desarrollar actividades cooperativas relacionadas con las ciencias oceánicas.

INTERCAMBIOS Y CONCIENTIZACIÓN

Hallazgo: La comunidad oceanográfica de cada nación tiene una percepción imperfecta del estado de las actividades científicas y logros en la otra nación, o de las oportunidades de investigación cooperativa a través de sus fronteras. El conocimiento progresivo de nuestras áreas oceánicas compartidas podría acelerarse en ambos países aumentando los niveles de conciencia e intercambio de información entre los científicos, agencias, y líderes de las ciencias oceánicas de las dos naciones.

La falta de conocimiento de las actividades científicas oceánicas de los colegas en ambos lados de la frontera los Estados Unidos-México surge por un número de motivos, pero resulta principalmente de la insuficiente colaboración binacional entre oceanógrafos y por la falta de difusión de los resultados de las investigaciones a través de presentaciones en reuniones científicas y en publicaciones que deberían ser accesibles a los científicos en ambas naciones. Incrementar la comunicación sin duda incrementaría las oportunidades de colaboración. El desarrollo de nuevos programas para intercambios científicos, tanto en el corto como en el largo plazo, es crucial. En particular se debería dar atención a la promoción de oportunidades binacionales para el año sabático y puestos de profesores adjuntos, además de una amplificación de la capacitación binacional de estudiantes graduados y técnicos. Tales intercambios cuentan con la ventaja adicional de construir la capacidad científica. Para propósitos de mejor comunicación, es importante que estos intercambios sean programas recíprocos, porque los científicos en cada país necesitan obtener mayores conocimientos y experiencia acerca de la infraestructura científica y de investigación en el otro país. Por ejemplo, se debería invitar a los científicos mexicanos a dar conferencias (con la compensación adecuada) en instituciones de ciencias oceánicas de los Estados Unidos, y asimismo se debería invitar a los científicos de los Estados Unidos a impartir conferencias en instituciones oceanográficas mexicanas.

Se podrían realzar los proyectos cooperativos en el Océano Pacífico y el Golfo de México coordinando los esfuerzos de los laboratorios regionales. La Asociación Nacional de Laboratorios Marinos en los Estados Unidos podría pro

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porcionar la base para interacciones binacionales entre laboratorios marinos. También se podría promover la coordinación si se logra la continuidad electrónica a través de cada región al establecer redes regionales para la transmisión de información a través del Internet (para información, mapas, datos) y desarrollando la capacidad de comunicación vía eniaces de vídeo entre centros de investigación y educación. Dicha red podría extenderse enlazándola con otros organismos educativos públicos y privados, por ejemplo, escuelas primarias y secundarias, preparatorias, universidades y programas para la educación de los maestros. Otra extensión de tales redes de comunicación podría incluir organismos gubernamentales reguladores responsables de la administración pesquera, la exploración y producción de petróleo y gas, y de áreas costeras.

Además de la planeación conjunta, se deberían compartir los informes publicados por los gobiernos, las fundaciones privadas, las academias nacionales de ciencia e ingeniería, y los consejos nacionales de investigación de las dos naciones. Las discusiones en las reuniones del JWG indicaron que muchos informes podrían ser de utilidad para los científicos si se sabe que existen y tienen acceso a ellos. Mejor acceso al World Wide Web es una manera de lograt dicha transferencia porque aumenta la disponibilidad de los informes, resúmenes, y citas que se pueden buscar con facilidad. Por ejemplo, el NRC publica todos los informes en línea y también proporciona una lista en línea de los informes disponibles e información sobre cómo solicitarlos (http://www.nap.edu/readingroom/). Asimismo, la NOAA, el Servicio Nacional de Información Técnica, la NSF, y otras agencias federales de los Estados Unidos proporcionan información acerca de sus programas, informes, y cómo pedir los informes en el World Wide Web.

Recomendación: Los gobiernos, las agencias, y las organizaciones no gubernamentales de ciencias oceánicas en los Estados Unidos y México deberían empezar a fomentar y apoyar una gran variedad de mecanismos para los intercambios académicos, como la medida de mejor costo-beneficio para aumentar la conciencia y el flujo trans-fronterizo de información. Los intercambios pueden incluir a los estudiantes, profesores e investigadores de las instituciones, técnicos y funcionarios gubernamentales; consultas habituales de academia a academia sobre asuntos relacionados con las ciencias oceánicas; la diseminación y el compartimiento de información; y simposia científicos enfocados hacia las ciencias oceánicas binacionales.

Cuestiones Relacionadas con las Publicaciones

Hallazgo: El impacto de los resultados de las investigaciones se reduce si no se publican en revistas con arbitraje disponibles internacionalmente. En algunos casos, aún cuando se publica la información científica en tales revistas, sus autores no reciben el crédito máximo ni el reconocimiento adecuado de su trabajo porque la revista no está incluida en los servicios de citación aceptados.

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El JWG discutió el problema del acceso de los científicos mexicanos a las revistas científicas y los problemas asociados con las revistas mexicanas que no están incluidas en los servicios de citación y resúmenes científicos más conocidos como el Science Citation Index. Esta cuestión fue resaltada de forma más general por la Scientific American (Gibbs, 1995). La solución de este problema complejo requerirá de la utilización de varios enfoques diferentes. Primero, la calidad y significado de los resultados de investigación deben ser suficientemente importantes para merecer publicación, y en algunos casos se debe mejorar la calidad de la redacción. Las nuevas colaboraciones (como las descritas en este informe) podrían producir trabajos científicos más significativos y mejorar la calidad de la redacción en ambas naciones. Los editores y árbitros deberían hacer un esfuerzo por reducir las dificultades extraordinarias de autores cuyo idioma materno no es el inglés, mientras mantienen los estándares de la revista relacionados con el contenido y significado científicos. Las sociedades y revistas más importantes sobre ciencias oceánicas en los Estados Unidos deberían seguir buscando la ayuda de la comunidad oceanográfica de los Estados Unidos para mejorar la redacción de artículos significativos escritos por científicos cuyo idioma materno no es el inglés.

Segundo, se podría diseminar alguna información científica de forma más eficiente al utilizar nuevos medios como las revistas electrónicas y los CD-ROMs. Tercero, se debe progresar en incluir nuevas revistas y otras ya existentes en los servicios de citación, posiblemente a través del empleo de estrategias similares a las de los servicios de citación patrocinados por las Naciones Unidas (Gibbs, 1995). Un asunto relacionado es el acceso pot parte de científicos mexicanos y estadounidenses a las revistas impresas sobre las ciencias oceánicas. Con el número creciente de revistas y los costos de suscripciones que van en aumento, es cada vez más difícil que las bibliotecas se suscriban a todas las revistas publicadas en un campo dado. Los líderes mexicanos y estadounidenses de las ciencias oceánicas deberían discutir la posibilidad y necesidad de establecer una revista bilingüe o mejorar una revista de este tipo ya existentes.

Recomendación: Los oceanógrafos deberían hacer todos los esfuerzos por publicar en revistas con arbitraje. El NRC y la AMC, además de los oceanógrafos individuales, en sus papeles en los consejos editoriales de las revistas y como árbitros, deberían actuar para asegurar el trato justo y equitativo para la publicación de artículos escritos por autores mexicanos en las revistas más importantes sobre las ciencias oceánicas, muchas de las cuales se publican en inglés en los Estados Unidos.

Agencia Oceánica Mexicana

Hallazgo: No existe ninguna agencia gubernamental mexicana encargada de la observación océanica cotidiana y de largo plazo. Como resultado, es difícil o

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imposible establecer programas de investigación que requieren de tales observaciones y es difícil definir políticas claras para los asuntos del mar.

En los Estados Unidos, la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica es el punto focal de la investigación, el monitoreo y las operaciones relacionadas con el océano y la atmósfera. La NOAA se estableció durante la Administración de Richard Nixon al combinar una variedad de organismos gubernamentales existentes como respuesta a las recomendaciones de la Comisión Stratton de 1969. La NOAA considera que su misión es ''describir y predecir los cambios del entorno de la Tierra, y conservar y administrar prudentemente los recursos costeros y oceánicos de la Nación para asegurar oportunidades económicas sostenibles''.

La NOAA ha coleccionado y archivado datos de los océanos y la atmósfera durante 25 años, continuando con registros mucho más largos iniciados por las agencias predecesoras (por ejemplo, el Servicio Meteorológico Nacional [National Weather Service] y el Centro para Levantamientos Costeros y Geodésicos [Coast and Geodetic Survey]). Esta agencia también ha patrocinado investigaciones climáticas significativas, de los ecosistemas marinos, pesquerías, la contaminación, la política costera, y demás áreas que han sido cruciales para el avance de las ciencias oceánicas en los Estados Unidos y su implantación en políticas. La NOAA apoya los laboratorios de investigación pesquera y ambiental que realizan dicha investigación y también proporciona financiamiento a científicos externos a través de su Oficina de Programas Globales (Office of Global Programs), Oficina del Programa de Océano Costero (Coastal Ocean Program Office), Programa Nacional de Investigaciones Submarinas (National Undersea Research Program), y el Programa Nacional de apoyo para Universidades con programas oceanográficos (National Sea Grant College Program). Gran parte del logro de los Estados Unidos en el desarrollo de políticas y administración de la ciencia costera ha sido implantado a través de la NOAA, y ésta ha jugado un papel incuestionablemente importante en esta área (NRC, 1994c,d). La investigación es solamente una pequeña parte del presupuesto total de la NOAA; gran parte de su presupuesto está asignado a los aspectos operativos de la misión de la NOAA. Por ejemplo, el Centro Nacional de Datos sobre los Océanos (National Oceanic Data Service) sirve como un Centro Mundial de Datos y es el depósito de gran parte de los datos oceanográficos recopilados en los Estados Unidos. En la actualidad, México no cuenta con una infraestructura parecida, y muchos datos oceanográficos quedan únicamente en posesión de los investigadores que los recolectaron.

Puesto que no existe ninguna agencia gubernamental análoga a la NOAA en México, es difícil coordinar las actividades oceanográficas nacionales y realizar actividades cooperativas gobierno-a-gobierno. Sin embargo, los Estados Unidos y México han establecido una útil cooperación en temas específicos en los que no existen oficinas o departamentos análogos dentro de las agencias. Los ejemplos incluyen programas de pesca como el MEXUS-Pacífico y MEXUS-Golfo, en los

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cuales una componente de la NOAA, el Servicio Nacional de Pesca Marina (National Marine Fisheries Service) está cooperando con el Instituto Nacional de la Pesca mexicano (INP).

Recomendación: El gobierno federal mexicano debería investigar la necesidad de crear un organismo del gobierno responsable de asuntos oceánicos, incluyendo las ciencias y la tecnología del mar, bien como una agencia nueva o colocada dentro de una agencia ya existente.

Componente Oceánico de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC) o la Fundación Nacional de Investigación (FNI)

Hallazgo: Se podrían mejorar la comunicación y la interacción contidianas entre las comunidades de ciencias oceánicas mexicanas y estadounidenses a través de la existencia de una contraparte mexicana del Consejo de Estudios Oceanográficos (Ocean Studies Board) del Consejo Nacional para la Investigación (National Research Council) de los Estados Unidos.

La Academia Nacional de Ciencias (National Academy of Sciences [NAS]) ha emitido recomendaciones relacionadas con la ciencia y tecnología marinas desde la Guerra Civil de los Estados Unidos, publicando tempranamente informes sobre buques acorazados de guerra y brújulas para barcos, y evaluando las observaciones sobre la circulación de los océanos de Matthew F. Maury (NAS, 1863). El NRC se estableció en 1916 como el brazo operativo de la NAS para ayudar a ésta en su misión de asesorar sobre asuntos de ciencias y tecnología al gobierno federal de los Estados Unidos. El NRC ha creado un número de diferentes organismos responsables de las ciencias oceánicas, la política y la ingeniería desde 1916. Recientemente (en 1985), el NRC creó el Consejo de Estudios Oceánicos (Ocean Studies Board [OSB]) cuyas responsabilidades incluyen:

  • Promover el avance del conocimiento científico del océano mediante la supervisión, la salud y el estímulo del progreso de las ciencias oceánicas;

  • Fomentar la sabia y prudente utilización del océano y sus recursos a través de la aplicación de los conocimientos científicos;

  • Encabezar la formulación de la política oceánica nacional e internacional y aclarar los asuntos científicos que afectan esta política; y

  • Promover la cooperación internacional en la investigación oceanográfica y mejorar la ayuda científica y técnica a los países en vías de desarrollo.

Es notable que la cooperación con la AMC para crear el Grupo de Trabajo Conjunto en Ciencias Oceánicas (JWG) de la AMC-NRC es una forma en que el OSB ha cumplido con el cuarto punto de su encomienda. En el transcurso de su existencia, el OSB ha aconsejado al gobierno, a los oceanógrafos, a la industria, a las organizaciones ambientales sobre los temas prioritarios en la investigación

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costera, la investigación y administración de la pesca, la biodiversidad marina, las interacciones entre la ciencia y la política costeras, los mamíferos marinos y los sonidos submarinos, los sensores químicos, las prioridades y la infraestructura para la investigación en el Océano Ártico, los programas importantes de las ciencias oceánicas, los sistemas globales de observación oceánica, y las aplicaciones en tiempo de guerra de las ciencias marinas. También evaluó el estado de las ciencias oceánicas en los Estados Unidos en 1992 y ha revisado los programas de investigación de varias agencias federales de los Estados Unidos. El OSB y su predecesor (el Consejo sobre las Ciencias y la Política Oceánica [Board on Ocean Science and Policy]) jugó un papel principal al iniciar el Estudio Conjunto Global sobre Flujos oceánicos (Joint Global Ocean Flux Study), el Experimento Mundial sobre la Circulación de los Océanos (World Ocean Circulation Experiment) y el Experimento Global Inter-Disciplinario Ridge (Ridge Inter-Disciplinary Global Experiment). Otros consejos del NRC también han contribuido a las ciencias relacionadas con el mar, la ingeniería, y la política en los Estados Unidos, incluyendo el Consejo de Ciencias Atmosféricas y el Clima (Board on Atmospheric Sciences and Climate), el Consejo para Estudios Ambientales y Toxicológicos (Board on Environmental Studies and Toxicology) y el Consejo Marino (Marine Board).

La Academia Mexicana de Ciencias no tuvo un organismo análogo al NRC de los Estados Unidos sino hasta 1995, cuando se creó la Fundación Nacional de Investigación (FNI). Aún no es claro cómo la FNI se va a organizar y si desarrollará componentes disciplinarios específicos (por ejemplo, enfocados hacia las ciencias oceánicas). Sin duda, esta decisión se basará en el presupuesto total disponible, la estructura de financiamiento de la FNI, y el significado nacional de las ciencias oceánicas en relación con otros temas.

Recomendación: La AMC (o la FNI) de México debería investigar la necesidad de crear una contraparte del OSB para facilitar la constante comunicación sobre los asuntos oceánicos de interés binacional.

CAPACIDAD CIENTÍFICA

Hallazgo: Existe la necesidad de realzar la capacidad humana de la comunidad de ciencias oceánicas, a nivel de doctorado y del personal de apoyo, sobre todo en México, para responder con éxito a los retos de investigación binacional y a las oportunidades existentes. Aunque finalmente esto podría requerir un mayor número de personal, la vía más realista para alcanzar este propósito a corto plazo, dadas las limitaciones presupuestales, sería aumentando las habilidades y el alcance de acción de la comunidad científica existente, mejorando su financiamiento e infraestructura física y haciendo más eficiente a la burocracia.

México apoya una base significativa de científicos marinos talentosos. Los Estados Unidos está significativamente mejor equipado que México en términos de

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equipos de laboratorio y barcos. Para optimizar las colaboraciones de México con los oceanógrafos de los Estados Unidos y la capacidad de los científicos mexicanos de responder a los retos nacionales, se puede implantar un enfoque de dos pasos. Inicialmente, los Estados Unidos deberían compartir sus recursos físicos y humanos para ayudar a México a utilizar de forma más eficiente su capacidad humana y la infraestructura que ya existe. A un plazo más largo, es importante que México incremente su infraestructura para las ciencias oceánicas incluyendo la formación de una nueva generación de oceanógrafos. El número de inscripciones en la mayoría de los programas de posgrado en las ciencias oceánicas en México se está reduciendo. Reconociendo las limitaciones presupuestales, podría ser necesario que el gobierno mexicano, con información de la comunidad científica, escoja unas cuantas áreas claves dentro de las ciencias oceánicas en que enfocarse.

Recomendación: Las agencias y fundaciones mexicanas y estadounidenses deberían proporcionar mayor apoyo a los programas trans-nacionales diseñados para proporcionar capacitación relevante además de experiencia en el campo y el laboratorio para estudiantes graduados y posdoctorados y personal técnico en el país vecino.

EL PAPEL DE LA INDUSTRIA

Hallazgo: Las industrias de los Estados Unidos y México, que representan riesgos para el ambiente marino o que extraen recursos de él (por ejemplo, petróleo, gas, la generación de fuerza eléctrica, pesca, transportación marítima, turismo, eliminación de desechos) comparten con la comunidad de las ciencias oceánicas, una responsabilidad pot desarrollar la comprensión que permitiría la administración a largo plazo del ambiente y los recursos marinos.

Las industrias marinas podrían recibir réditos significativos sobre sus inversiones en las ciencias oceánicas básicas en áreas como el Golfo de México, el Golfo de California y el Océano Pacífico. Una base de conocimientos mejorada facilitaría la administración eficiente y sana en términos del ambiente de las operaciones comerciales y permitiría usos múltiples de las áreas costeras y oceánicas. La comunidad de ciencias oceánicas binacional podría trabajar con la industria al emprender investigación aplicada en apoyo directo a los objetivos de las industrias marinas. Con el fin de atraer a la industria las actividades de las ciencias oceánicas, sería de utilidad desarrollar un foro nacional en el que científicos y representantes de la industria pudieran discutir sus intereses mutuos y desarrollar planes para actividades conjuntas.

Recomendación: Los gobiernos y sociedades profesionales de los Estados Unidos y México deberían trabajar con los líderes de las industrias y organizaciones oceanográficas, como la Sociedad Técnica Marina (Marine Technology Society) en Los Estados Unidos y Petróleos Mexicanos, para promover actividades conjuntas relacionadas con la investigación oceanográfica.

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INFRAESTRUCTURA OBSERVACIONAL

Observaciones e Instrumentos

Hallazgo: La oceanografía es una ciencia observacional que ha avanzado significativamente el conocimiento como resultado de los avances logrados en la instrumentación y las técnicas para observar el océano.

Los oceanógrafos dependen de una gama de observaciones de propiedades y procesos oceánicos realizados in situ desde barcos, anclajes, y cuerpos a la deriva, además de observaciones realizadas desde satélites, aviones y redes acústicas. Las nuevas observaciones se hacen posibles mediante nuevos equipos y técnicas de observación. Desarrollos como la determinación satelital del nivel del mar y el color del océano revolucionaron nuestros conocimientos de las corrientes oceánicas, la topografía del fondo marino y la detección oportuna de la floración y grandes manchas de fitoplancton en los océanos. El desarrollo y la utilización de magnetómetros a bordo de barcos, la perforación del fondo marino, y los sistemas de posicionamiento globales diferenciales permitieron a los oceanógrafos desarrollar y establecer el paradigma de la tectónica de placas. Asimismo, el desarrollo y mejoramiento de espectrómetros de masa han permitido el desarrollo del campo de la geoquímica de isótopos y la paleoceanografía.

Es indispensable que se proporcione financiamiento suficiente para continuar apoyando el desarrollo de instrumentos e infraestructura (Wunsch, 1989; NRC, 1993). Además, la infraestructura y el equipo que ya existen podrían utilizarse de forma más productiva si las instituciones de los Estados Unidos y México los compartiesen. Parece que en la actualidad no existe un mecanismo formal para lo anterior, pero se podrían desarrollar estrategias a través del Sistema Nacional Oceanográfico de Universidades y Laboratorios (UNOLS) de los Estados Unidos y/o la Asociación Nacional de Laboratorios Marinos.

Recomendación: Las agencias en ambas naciones, que apoyan con financiamiento la investigación básica y aquella orientada a misiones específicas, deberían sostener un nivel apropiado de apoyo para el desarrollo de nuevas técnicas para observar el océano. Convendría desarrollar mecanismos adecuados para poder compartir coordinadamente la principal infraestructura (por ejemplo, mejor utilización del "tiempo ocioso" de instrumentos costosos o buques; la provisión o préstamo de instrumentación de un país para uso en la investigación de campo en el otro). Esta acción realzaría la efectividad de esta infraestructura e instrumental.

Buques

Hallazgo: Los buques para la investigación constituyen una componente esencial de las ciencias oceánicas. Para su uso efectivo, se debe equilibrar el financiamiento de (1) la construcción y la renovación de los barcos; (2) las operaciones

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marítimas, el mantenimiento, y el apoyo técnico; y (3) los proyectos de investigación que utilizan los barcos. La demanda de tiempo de barcos en México es limitada por falta de financiamiento para la investigación a bordo de barcos.

En 1992, UNOLS coordinó las operaciones de 26 barcos, y las agencias federales de los Estados Unidos operaron 39 barcos adicionales (NRC, 1992). Ha habido alguna rotación en ambas flotas y una reducción neta en la flota federal, pero aún así es un recurso enorme que se debe mantener y emplear eficientemente. Los excedentes o los déficits de tiempo de barco en el futuro dependerán de los nuevos barcos que forman parte de la flota de UNOLS, el retiro de barcos de la flota de UNOLS, y la rotación de barcos por parte del gobierno (por ejemplo, la reducción o la eliminación potencial de la flora de la NOAA). México cuenta con 3 barcos académicos dedicados a la oceanografía. La oceanografía mexicana recibió un estímulo tremendo en la productividad cuando los barcos de investigación El Puma y Justo Sierra empezaron sus operaciones en 1981 y 1982 respectivamente. Ambas naciones están enfrentando limitaciones en el financiamiento de las operaciones de los barcos y en los proyectos científicos para emplear los barcos. Mayores oportunidades para que los científicos, los técnicos y los operadores de barcos mexicanos interactúen con el UNOLS y sus comités podrían ser de beneficio mutuo. Es importante que el gobierno mexicano financie sus propios barcos de investigación para que participen en operaciones conjuntas con los barcos de los Estados Unidos en aguas territoriales tanto mexicanas como estadounidenses.

Recomendación: Las agencias en ambas naciones deben buscar la forma de sostener un balance apropiado de gastos relacionados con la construcción y utilización de barcos. Para los barcos mexicanos existentes se debe procurar un financiamiento equilibrado entre la investigación y el tiempo de barco asignado a ésta.

Sistemas de Observación

Hallazgo: Se necesitan observaciones regionales a gran escala y a largo plazo para comprender y predecir los procesos oceánicos claves. Ambas naciones, particularmente los Estados Unidos, cuentan con actividades incipientes relacionadas con un sistema global de observación oceánica.

Un sistema de observación oceánica podría y debería proporcionar información de utilidad, casi en tiempo real, tanto para la investigación básica y aplicada como para las operaciones marinas, incluyendo la información necesaria para el desarrollo continuo de las capacidades de pronósticos regionales y globales precisos de los océanos. Los beneficios derivados de tales sistemas excederían con mucho sus costos. Los sistemas regionales de observación oceánicas (ROOSs) compartidos por México y los Estados Unidos en sus áreas comunes del Océano

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 Building Ocean Science Partnerships: The United States and Mexico Working Together
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Building Ocean Science Partnerships describes a set of potential ocean science projects for cooperative research between scientists from the United States and Mexico, particularly focused on the Pacific Coast of California and Baja California, the Gulf of California, and the Gulf of Mexico. Barriers to cooperation between scientists of the two nations are identified, and methods to overcome such barriers are recommended.

The book describes how interactions can be promoted by enhancing opportunities for education and training, building and sharing scientific infrastructure, participating together in large-scale marine research programs and regional ocean observing systems, planning joint science events and publications, and developing sources of binational funding. Building Ocean Science Partnerships will be published in English and Spanish to make its contents widely accessible in the United States and Mexico.

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